El Ni Una Menos cumple 7 años y lo que representa, la lucha contra los femicidios y la violencia de género, se sostiene a pesar de los cambios coyunturales que se produjeron en el país y que por momentos debilitaron la movilización de las mujeres.
En cuanto a la provincia de Jujuy, a horas de un intento de femicidio que sacude a la provincia, esta sigue ocupando los primeros lugares en el ranking de las provincias con más víctimas de violencia y en el mes abril, con el doble femicidio de las hermanas Gorosito en Yuto, quedaron otra vez al descubierto las fallas de un estado que todavía no puede conseguir que las mujeres denuncien sin dificultades en las comisarías y que esta fuerza actué ante situaciones de peligro de las mujeres, por esta razón, una de las principales consignas con las que volverán a marchar las mujeres en esta nueva edición del Ni Una Menos es que el Estado es Responsable por las 127 mujeres muertas en el país en lo que va del año.
Giovanna Martínez, referente de Mumalá Jujuy señaló que “lo que falla en la lucha contra los femicidios en la provincia es la falta de propuestas políticas, o en realidad, de voluntad política”.
Además, explicó, “nos enfrentamos a otra realidad que es el machismo, que son estas violencias extremas como el femicidio, como las violaciones y creo que no tenemos las suficientes herramientas a la mano o un Estado que acompañe con esas herramientas y con voluntad política intente frenar esto”.
“Lo que realmente necesitamos es un cambio de paradigma, un cambio cultural, un cambio social y para que ocurra eso tiene que haber un cambio al interior del Estado” preconiza.
Por su parte, Claudia González, presidenta de la Asociación de Abogados y Abogadas de Jujuy considero que, si bien todo el tiempo que las víctimas de violencia recurren a la policía, avisan, hacen denuncias, solicitan medidas de alejamiento y de restricción que las protejan contra el abusador, hasta que no se produce el hecho del femicidio, que es el crimen, parece que a nadie le importa.
“No contamos con suficientes refugios, se minimiza la cuestión de la violencia en el primer escalón de contención, que tendría que ser la policía, porque más allá de las redes que tejemos las mujeres para apoyarnos, para educarnos, para contenernos ante el hecho de la violencia en sí, es indudable que debe entrar el Estado para sancionar el hecho violento. No hay forma de que se sancione el hecho violento si no es con la intervención primero la policía, ante la denuncia y después las autoridades judiciales. Entonces si hay una policía que no escucha, si hay fiscales que no toma las medidas que deben tomar, sin necesidad de que haya un abogado patrocinando a la víctima y si no hay protocolos de actuación que obliguen a los fiscales a proteger a las víctimas no se está cumpliendo, lo vemos a diario, en las noticias”.
Agregó, “yo no sé de verdad hasta qué punto nos va a servir en la lucha contra los femicidios sancionar a los policías que no reciben las denuncias, que no hacen lo que tienen que hacer, a los fiscales que no toman las medidas que tienen que tomar, pero tenemos que hacerlo, porque funcionarios que no sirven, no pueden seguir desempeñando cargos públicos, desde el policía de la comisaría de barrio, hasta el ayudante de fiscal, el fiscal del MP o el juez”.
Para finalizar la psicóloga Paola Palacios señaló que “cuando hablamos de femicidios hablamos de una problemática estructural entonces a la hora de luchar contra ello tenemos que pensar en un abordaje complejo”.
Igualmente, señaló, que la falta de presupuesto para que se lleven a cabo políticas públicas efectivas que prevengan distintos tipos de violencia por motivo de género, es uno de los problemas más difíciles de resolver.
El femicidio, afirmó Paola Palacios, “si bien es el último eslabón de la cadena de violencia, antes hay distintas manifestaciones, entonces se debe trabajar fuertemente en prevenirlas desde el estado, desde los ámbitos educativos, desde la familia y también desde los medios de comunicación que constantemente están mostrando mensajes que van desde el micromachismos hasta manifestaciones violentas que siguen avalándose desde la cultura”.